07 septiembre 2007

LA SEMANA PASADA EL SURFISTA MORDIDA POR TIBURON BLANCO

El martes pasado, el surfista Todd Endris de 24 años, fue atacado y gravemente herido por un tiburón.

El Tiburón lo atacó por detrás, mordiéndolo en el torso y en el muslo mientras Todd Endris surfeaba en la Playa Estatal de Marina en la bahia de Monterrey.
Las playas permanecieron cerradas durante una semana, hasta el 4 de septiembre.
Fueron abiertas después de comprobar que no había tenido lugar ningún avistamiento en los días previos, tanto de tiburones, como focas, leones marinos, etc. Pero un cartel advirtiendo de la posible presencia de tiburones en el área continuará puesto de manera indefinida.
Según los expertos, todas las huellas, incluso las marcas de mordeduras en la tabla de surf, lugar, la manera del ataque , los testigos y cuerpo de Todd Endris, no hay duda de que un tiburón blanco fue el responsable del ataque. En principio se estimó un tamaño de ¡6 metros!, pero testimonios posteriores y el radio de la mordedura llevan a pensar que fue un ejemplar "adolescente" de 3 metros. Wes Williams, uno de los surfistas que acudió en socorro de Todd, ha contado que llevaban todo el verano surfeando sobre ese "banco de arena" en concreto. En el momento del ataque habían unos 8 surfistas allí. Estaban a menos de 2 metros de profundidad y a unos 45 metros de la orilla.

El charco de sangre formado alrededor de Todd alcanzó el tamaño de "un coche".
El torniquete aplicado por el otro rescatador (Brian Simpson, enfermero) redujo la pérdida de sangre en un 80%.
La aleta del tiburón, según estimaciones de los testigos, medía unos 90 centímetros. Un dato muy curioso y que se ha dado en otros sucesos con tiburones blancos, es la presencia de delfines.
Cuenta Wes Williams (el surfista más cercano a la víctima y el que le rescató) que justo antes del ataque varios delfines le sobrepasaron, llegaron hasta Todd y comenzaron a dar vueltas alrededor de él. Entonces ocurrió el primer ataque, Wes miró y lo primero que vió fue a los delfines nadando en círculos. Saltaban y golpeaban con fuerza el agua con su aleta caudal, y pensó: ¿qué le pasa a esos delfines?, pero tampoco le pareció demasiado extraño, ya que era frecuente su presencia mientras los surfistas esperaban las olas.
Pero enseguida observó que el agua de los chapoteos se levantaba totalmente roja. Entonces vio la aleta del tiburón, que realizó el segundo ataque, mientras los delfines continuaban saltando y golpeando el agua. Incluso uno de ellos se impulsó con mucha fuerza, mostrando su cuerpo totalmente fuera del agua varios metros, y cayó estrepitosamente "a cinco centímetros" de la cabeza de Todd. Estima Wes que si le llega a golpear, le hubiese matado, sin duda.